Año y medio en Robadors 23. Quien conoce la calle y el número puede hacerse una idea sobre la profundidad que implica. Ese estudio fue un salto al vacío. Desde el «solo te puedo ofrecer mi palabra» al propietario al saber que mi experiencia allí era transitoria.

Muchos carretes para sortear las lágrimas. Mucho espejo. Mucho valor. Mucho Raval. Robadors fue la expresión de mi terremoto interno.

Me miré de frente. Abracé mi cuerpo. Mi desnudez. Mi soledad. Mi creatividad. Reconocí la fuerza de la amistad. La preponderancia de la luz. A mi compañero más allá del desencuentro.

Robadors 23 fue mi refugio en esa montaña rusa. Y el cachetazo que sabes te está impulsando a un lugar más tuyo, y más lejos de lo que pensás que es tuyo.

Robadors 23 fue soltar el control. ¿Qué salto al vació no implica miedo y confianza a la vez?

Y así atisbo la fuerza en las fotos en blanco y negro. Sensual. Y con una flor en el ojal.

Porque todo es posible, si te dejas llevar.

[Autorretrato 35mm. Barcelona 2021 ]

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